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Bullying

El Bullying es el lo que anteriormente se conocía como el acoso escolar es una dinámica de maltrato entre pares, en la cual uno de ellos adquiere el rol de agresor o acosador y el segundo de víctima. La agresión emitida por el acosador es intensa, frecuente y su objetivo es humillar, lastimar física y emocionalmente a la víctima. Las conductas agresivas o disruptivas que realiza el agresor pueden ser o no evidentes.

En la dinámica del acoso escolar, el agresor alentado por los cómplices o espectadores se cree con el poder de lastimar a su víctima y la víctima cede ese poder para ser dañado porque en muchas ocasiones no cuenta con las herramientas para hacer frente y poner freno al maltrato recibido. Es común observar un grado excesivo de agresividad por parte del agresor y una baja de autoestima en la víctima.

El acoso escolar es un sistema donde cada parte tiene un rol importante. Si se desintegra el acompañamiento de las malas conductas, el acoso escolar tenderá a desaparecer de manera natural, puesto que los cómplices o espectadores son quienes más hieren a la víctima al tomar la decisión de permitir y alentar la agresión, generando sentimiento de desesperanza, soledad y rencor en quien es agredido.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México ahora ocupa el primer lugar a nivel internacional con mayores casos de acoso escolar en nivel secundaria. Además, del 2013 a 2016, el porcentaje de estudiantes que dijo sufrir algún tipo de violencia pasó del 30% al 40%, según cifras de la CNDH (Comisión Nacional de Derechos Humanos).

¿Qué deben hacer los adultos para controlar el acoso escolar?

Idealmente, los adultos deben crear lazos de confianza con sus alumnos para motivarlos a informar a las autoridades acerca de cualquier abuso o intimidación por parte de sus compañeros, o en su defecto, a una persona mayor en quien confíen. Tienen la obligación de intervenir inmediatamente en el momento en que detecten la existencia de una situación de acoso escolar entre los alumnos, reportar el incidente e informar a las autoridades escolares, padres de familia de la víctima y del agresor para que el caso sea investigado.

Es indispensable que el equipo docente y directivo de la comunidad escolar se mantenga en vigilancia permanente para detectar y reconocer cuando un alumno inicia la intimidación a otro; tener presente que los espacios donde el acoso se presenta pueden estar a la vista de todos, así como aquellos donde existe poca o nula supervisión. Los baños, el patio, los pasillos y los autobuses escolares son lugares donde frecuentemente suceden los ataques entre pares y de la misma forma los celulares que hoy en día están al alcance todos.

Aprender a distinguir entre conflicto escolar (conflicto aislado, accidental sin objetivo específico que se da entre fuerzas iguales o de poder y que se soluciona en un momento determinado a través del diálogo) y acoso escolar (conflicto recurrente encausado a provocar daño para tener control sobre otra persona caracterizado por el desequilibrio de poder que se refleja en un bajo rendimiento escolar, interacción social alterada, problemas de salud, baja autoestima, deserción escolar, intención suicida, etc.) es la clave para poder erradicarlo.

La regla de oro es: si a quien se le hace la broma no se está riendo, NO ES BROMA, es acoso.

Por: Angélica Rangel

Referencias:

Trixia Valle (2017). Fundación en Movimiento. Panorama del Acoso Escolar.
http://mexico.cnn.com/nacional/2013/12/23/los-casos-de-bullying-en-mexico-aumentan-10-en-dos-anos
Trixia Valle (2017). Fundación en Movimiento. El acoso escolar no es un juego ni una broma.