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Adicciones

Sin duda, neurobiológicamente, las adicciones cambian radicalmente la química cerebral, debido a que se ha comprobado a lo largo de los años que las sustancias adictivas estimulan y refuerzan los centros de placer que son activados cuando cumplimos ciertas necesidades fisiológicas, como tener sexo, comer, dormir, entre otros. Más allá de la biología, es importante entender los aspectos psicológicos que hacen a una persona vulnerable para caer más probablemente en una adicción.

Existe una corriente llamada Psicología del Yo, la cual explica las funciones que tiene la estructura interna de nuestra mente que conocemos como el “yo”, quien se encarga básicamente de lidiar y hacer compromisos entre la realidad externa, nuestros impulsos, nuestra ética y sistema de valores, tanto sociales como personales. Entre todas las funciones que tiene el yo, podemos destacar dos relacionadas con las adicciones: por un lado, el control y la regulación de impulsos; y por otro, el autocuidado propio.

Estas dos funciones estarían alteradas ya que las personas con una adicción no pueden cuidarse a sí mismos (por el daño físico, mental y emocional que genera la sustancia a largo plazo) y generalmente no pueden regular sus emociones, por lo que recurren a la sustancia.

Entenderíamos entonces la adicción como una estrategia para aletargar o dormir a la mente, o por otro lado, llevarla a una situación de éxtasis y poco control, para distraerse y olvidar temporalmente algo doloroso, penoso, avergonzante, etc… La persona pareciera recurrir a una sustancia externa para tolerar una situación interna que le genera mucho dolor, frustración, pena, angustia, y demás emociones negativas.

Por lo tanto, no basta tan solo con controlar el consumo, ya que este se vuelve cada vez más frecuente y en mayores cantidades (debido a la tolerancia a la sustancia que desarrolla el cuerpo), sino entender por qué la persona necesita sedarse o excitarse demasiado para evadir alguna situación emocional que esté enfrentando. Sólo entonces podrá dejarla poco a poco, para recurrir a otras maneras más saludables de enfrentar su realidad.

Por: Psych. José Antonio Montañez González

Bibliografía:

Kernberg, O. (1975) Condiciones borderline y narcisismo patológico. Aronson. Nueva York.
Kohut, H (1971) Análisis del self. International University Press. Nueva York.